Si la materia no es estable, si los versos "cambia, todo cambia" se aplican también a los átomos (o, mejor dicho, a los núcleos de los átomos), podemos preguntarnos:
Los nucleidos "estables", es decir aquellos que están sobre la línea de estabilidad en la carta de nucleidos, tienen aproximadamente la misma cantidad de protones que de neutrones
(si nos fijamos bien en la carta, podemos notar que tienen en realidad
un poco más de neutrones que de protones, sobre todo si son átomos muy
pesados). Los que están fuera de la línea de estabilidad son
"inestables" y tienden a transfomarse en otros nucleidos más estables, a
través de diferentes mecanismos conocidos como decaimientos
radiactivos. Estos procesos son espontáneos, es decir que suceden
naturalmente, y se llevan a cabo a través de la emisión de diferentes
partículas ( a veces llamadas rayos ), de acuerdo a las características
de los diferentes núcleos.
Consideremos los diferentes decaimientos, de acuerdo a las características de los núcleos inestables o radiactivos:
Si bien las dos últimas formas sirven para "corregir" el
exceso de carga eléctrica positiva, la primera de ellas es la más
efectiva cuando los núcleos son livianos ó pesados (masa atómica menor
que 200), mientras que la segunda es la que predomina en los núcleos muy
pesados (A > 200).
Al formarse un nuevo núcleo, como consecuencia de uno o
varios de los procesos anteriores, éste puede decaer también a un estado
aún más estable (es decir, fundamental) sin variar su número de
protones y neutrones, sino a través de la emisión de ondas electromagnéticas de alta energía: los rayos gamma.
Los decaimientos "beta+", "beta -" y "alfa" siempre dan
lugar a elementos distintos que el que realizó la emisión, pues
involucran cambios en la carga eléctrica del núcleo, la cual caracteriza
los elementos.
El decaimiento gamma es algo distinto, no hay transformación de un nucleido en otro, sino que el núcleo pierde energía nuclear que tenía almacenada en exceso emitiendo un fotón. La radiación gamma no es otra cosa que luz, cuyas partículas tienen mucha más energía que la luz visible, y no las podemos ver.
Como consecuencia de la emisión de una partícula cargada el nucleido se transforma en otro nucleido que está ubicado próximo a él en la carta de nucleidos.